Lunes, 02 Marzo 2020 16:26

La cotidianidad

Escrito por

LA COTIDIANIDAD

Sammy Argueta

Profesor de Historia

Santa Cruz del Quiché, para principios de siglo XX, contaba un casco urbano bastante pequeño, se dividía en cinco barrios llamados popularmente: del Calvario, de la Sirena, de los Gatos, de las Ranas y el barrio Central. Casas de adobe y teja se extendían por las diferentes calles periféricas de la población y al irse acercando al Centro de la población, se podían ir viendo grandes casas de las familias mejor acomodadas de la población, todas en su mayoría de españoles y ladinos. La población urbana, en mayor porcentaje, era de origen español y ladino, poseedores de los mejores comercios de la población como abarroterías, farmacias, Pensiones entre otros. La población ladina de clase media eran los encargados de producir todos los artes y oficios que demandaba el pueblo y su periferia. Fueron famosas en su momento, las herrerías del barrio de los Gatos. También se encontraban: carpinterías, curtiembres, talabarterías, panaderías, zapaterías, hojalaterías, entre otras.

Aunque la mayoría de la población K`iche` se encontraba diseminada en las diferentes comunidades rurales de Santa Cruz, siempre existieron familias que vivieron en la zona urbana y algunas de ellas hasta contando con una buena posición económica. Los lugares de vivienda eran rurales, pero todas las actividades, como las celebraciones principales, de Día de la Cruz, Santa Elena y Santa Cecilia; así como también las actividades de Semana Santa, el área urbana era tomada como lugar de concentración para su celebración.

Las actividades de Semana Santa, para el pueblo k`iche` del área rural, se convertía en una especie de romería dirigida al centro de Santa Cruz; familias completas, se miraban ingresar al pueblo, con cargamentos de leña y bastimento (comida de viaje) para dos o tres días, la mayoría de esa población migrante del área rural tenían amistad con los ladinos del área urbana y venían a establecer en las grandes casas de dos patios, durante los días principales de la Semana Mayor.

Las fiestas de las diferentes cofradías eran muy concurridas, en especial porque esos días se realizaban zarabandas que podían tardar dos o tres días con sus noches, en las cuales la marimba no dejaba de tocar, el encargado de la cofradía y familia, se daban a compromiso de proveer de comida a todos los asistentes. Aunque existieron muchas cofradías en la población, como la de Santa Elena, Niño de la Cruz y Santa Cecilia, la única que se mantienen con vida y netamente k`iche` hasta el día de hoy, es la cofradía de Santa Cecilia.

El área Urbana de Santa Cruz del Quiché, aparte de centro de conmemoración religiosa, también era el centro de economía, conteniendo la mayoría de los comercios importantes de la época y el mercado central con dos días de principal afluencia, jueves y domingo, recibiendo productos de casi todos los municipios y algunos departamentos circunvecinos.

No solo en lo religioso y económico Santa Cruz del Quiché va a ser centro de convergencia, también se utilizó primero el área perimetral de la Iglesia Catedral y para finales de siglo XIX el lugar que ocupa el Cementerio Municipal en la actualidad, para el lugar de inhumación de la mayoría de las aldeas. Los cuerpos podían ser velados una noche en sus hogares rurales y al siguiente día eran cargados, muchas veces solo envueltos en un petate hasta el Cementerio de Santa Cruz.

 

La primera y principal forma de vida para la población K`iche` de principios de siglo XX, va ser la agricultura y la venta de pequeños excesos de producción en los días de mercado, tales como algunas frutas de temporada, huevos y eventualmente animales, como pollos o cerdos para crianza. También comercializaban algunos productos de temporada que se recolectaban de manera natural como: hongos, frutos silvestres (moras, guayabas, matasano etc.) flores y orquídeas, entre otros. Algunas familias k`iche`es convivieron en el área urbana, logrando acumular capitales considerables, muchos de ellos dedicados al comercio y producción de sombrero, corte, entre otras labores. Entre ellos se puede mencionar a los Rojas, Medrano, Laínez, León, Pérez, López, Gómez, Reynoso.

Desde el nacimiento de la primera mestiza nacida en Guatemala y Centro América que registra la historia, Leonor de Alvarado Xicotencatl, los casos de mezcla, ya sea entre españoles y k’iche’es o ladinos y k’iche’es, siguió siendo parte de la cotidianidad. En los árboles genealógicos de diferentes familias de la población de cualquiera de las dos culturas, se pueden encontrar a dos o tres generaciones en ascendencia las mezclas culturales. De hecho, que la población ladina, originaria de Santa Cruz, comparte mucha de la riqueza cultural de la población k`iche`, en su gastronomía, cosmovisión, expresión, entre otros.